
El hombre tenía la vida resuelta, a decir verdad. Graduado de abogado con medalla de oro en la Universidad de Salamanca, alto funcionario del Consulado de Buenos Aires, todo hacía pensar que podría haber sido un próspero y respetado ciudadano. Pero en los tiempos turbulentos en que le tocó vivir, Manuel Belgrano no fué un cultor del no te metás. Se metió, y hasta el fondo.
Cuando en 1810 lo comisionan al mando del ejército libertador del Paraguay no dice “Ojo, que soy abogado, porqué no mandan a otro que sepa mas”; no, el tipo va ahí donde sabe que es útil a su patria en momentos jodidos. Sin peros, sin excusas… y sin pedir nada a cambio:
La Junta puso las miras en mí para mandarme con la expedición auxiliadora (…) admití porque no se creyese que repugnaba los riesgos, que sólo quería disfrutar de la Capital, y también porque entreveía una semilla de desunión entre los vocales mismos, que yo no podía atajar, y deseaba hallarme en un servicio activo, sin embargo de que mis conocimientos militares eran muy cortos - Manuel Belgrano
noo es muyy buenaa la publicacion por que solo copie una imagen y la pege y tambien las informacion tambien la encontre en una paguina del gobierno...!!!
ResponderEliminarMe gusta tu nota, página que está mal escrita!!!!!!!
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